jueves, 9 de mayo de 2013

RINCONES GALLEGOS - III

CAÑONES DEL RIO SIL

Haciendo frontera entre las provincias de Orense y Lugo, el rio Sil discurre por la Ribeira Sacra formando una maravilla natural que durante miles de años a ido modelando los montes gallegos, formando estos impresionantes cañones.


En la región vitivinícola de la Ribeira Sacra, la visita a esta maravilla natural es más agradable, ya que se puede combinar con jornadas gastronómicas o de enoturismo, y creo que es hasta recomendable, ya que todo no va a ser caminar y caminar... ¡ Hay que llenar los depósitos de vez en cuando!
Desde el pequeño pueblo de Parada del Sil, salen numerosas rutas PR y GR que permiten la visita a los cañones y llegan a miradores desde dónde poder contemplarlos en toda su magnitud.


No son rutas de gran dureza, pero conviene llevar calzado apropiado ya que discurren por zonas cercanas a ríos y arroyos y a veces se inundan o embarran.



Discurren bordeando los cañones y permiten ir vislumbrando las vistas en cada claro del bosque.



Los bosques son de árboles autóctonos, y tienen ese misterio gallego que los hace ser habitados por toda clase de seres mitológicos, clásicos de los relatos delante de la hoguera y con una quemada en la mano. Yo soy de los que no lo creo si no lo veo ¡ lo siento ! Aunque haberlos, haylos.



Numerosos riachuelos y arrollos discurren por las montañas hasta el Sil, siendo detenidos por molinos o muiños en múltiples sitios, la mayoría ya en desuso o semiderruidos.









Las laderas de los montes no son nada amables para el cultivo de la vid, y es necesario la creación de terrazas para dominar lo máximo posible a la montaña, haciendo su trabajo bastante doloso.



En cada enclave estratégico se asientan miradores sobre los cañones que permiten descansar y sentarte a admirar el cauce del rio. Se pueden distinguir los catamaranes de recreo que trabajan entre los embalses proporcionando otra distinta visión del río.







Muy cerca, pero hay que coger el coche, se encuentra el cañón del río Mao, que desemboca en el Sil.
Es una caminata sencilla y corta, no más de 1´5 Km, por pasarelas de madera que vencen el desnivel hasta en río, accesible para cualquier nivel.




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